Hace unos días salió a la luz un informe del Banco Central Europeo (BCE) poco positivo para España. Afirmaba que la inversión empresarial había crecido en todas las grandes economías de la zona euro en el segundo trimestre de 2022 excepto en nuestro país. Esta información se complementa con datos como el descenso de la confianza empresarial registrado en agosto o los malos datos de PMI (indicador adelantado de compras por parte de las empresas) que hemos registrado últimamente: el manufacturero se situó por debajo de los 50 puntos por primera vez desde mayo de 2020 y el de servicios descendió en agosto más de tres puntos. Es una señal de estancamiento de la economía.

A estos datos hay que unir ahora la disminución de la inversión en fusiones y adquisiciones de empresas en España. Según informan desde Transactional Track Record (TTR), plataforma que controla todas las operaciones que se realizan en España, hasta agosto se realizaron en nuestro país 1.765 transacciones, un 11 % menos que en el mismo periodo del año pasado. El capital movilizado también ha descendido: un 9 % menos.

Según los portavoces de esta firma, las causas de este comportamiento decreciente son varias: «La inestabilidad geopolítica, el aumento de los tipos de interés, el incremento de los precios de la energía y los factores inflacionarios que proyectan un ambiente de cautela entre los inversores».

Source: El Debate - Spain